¿Para qué se utiliza la toxina botulínica? Aquí te lo contamos

La toxina botulínica, o Botox de tipo A se caracteriza por ser una neurotoxina elaborada por medio de una bacteria llamada Clostridium Botulinum, y es utilizada para fines dermatológicos, para usos medicinales y netamente para usos estéticos como disminuir arrugas pronunciadas o líneas de expresión.

Este tratamiento consiste en disminuir la contracción de los músculos faciales temporalmente, produciendo así la apariencia de una piel tersa y tonificada, la toxina botulínica se encarga de corregir las arrugas y prevenir su progresión. 

Este procedimiento es muy utilizado por los médicos expertos ya que es un mecanismo muy efectivo para disminuir las líneas de expresión, y además porque los resultados pueden notarse inmediatamente, o luego de tres días dependiendo del paciente. 

La duración de los efectos de esta toxina pueden notarse hasta por ocho meses, sin embargo, es importante asesorarse del profesional para asistir a citas de retoques periódicas. Se debe tener en cuenta que no todas las pieles necesitan el mismo tratamiento ni la misma cantidad, por lo que realizarlo en un lugar confiable y seguro es la recomendación primordial para todos los pacientes. 

Estos tratamientos deben ser realizados por médicos expertos ya que si se llegase a aplicar una dosis inadecuada podría ser venenosa y generar una parálisis muscular progresiva en el paciente. 

¿Te gustaría saber más sobre los mitos y verdades de la toxina botulínica? Te invitamos a seguir leyendo en el siguiente enlace: Desmintiendo mitos sobre el tratamiento con toxina botulínica

Este procedimiento se utiliza tanto para fines médicos generales, como para usos estéticos. A continuación te mostraremos algunos tratamientos que se pueden realizar con este potente compuesto: 

• Distonías musculares: La toxina botulínica tiene distintos usos medicinales, entre estos podemos encontrarla en tratamientos para las distonías, que si bien son tratadas con fármacos, o cirugías, podrían ser resultados demasiado invasivos o simplemente ineficientes a la hora de alcanzar un músculo sin perjudicarlo. 

Para las distonías cervicales, o tortícolis espasmódica se tratan analizando qué músculos necesitan tratarse y en qué grado de fuerza, de esta manera se pueden llegar a aplicar de dos a cuatro inyecciones dependiendo del paciente y la gravedad por cada tres a seis músculos implicados. 

Al finalizar el tratamiento el paciente no necesita ser dejado en revisión ya que son procedimientos ambulatorios, siendo así, en cinco días aproximadamente se pueden evidenciar los cambios y la disminución de los tirones musculares. 

Como un tratamiento complementario a las inyecciones de toxina botulínica pueden realizarse terapias adicionales y al transcurrir diez días el paciente debe ser evaluado por el especialista para verificar el avance. En 4 semanas el dolor distónico cervical debería haber desaparecido. 

La razón principal de la toxina botulínica en este tipo de problemas es porque alivia los síntomas y el dolor, y el movimiento se recupera progresivamente sin intervenciones invasivas. 

• Migraña crónica: La migraña crónica puede ser una enfermedad con la que vivir en normalidad se convierte en un reto, sin embargo, con el tratamiento adecuado con toxina botulínica, los efectos de la migraña pueden ser realmente efectivos. 

La migraña es un dolor bastante molesto que se puede asemejar a un martilleo constante en toda la cabeza, o en ciertas partes localizadas, con este dolor es muy probable que los ruidos sean insoportables y la luz aumente más la molestia; incluso en varias ocasiones el mismo dolor puede generar náuseas o vómito. 

En distintos casos este dolor no te permite seguir realizando las actividades diarias con normalidad, incluso tomando analgésicos bastante fuertes y con una frecuencia peligrosa y dañina para otros órganos del cuerpo. 

Distintos estudios han demostrado que la toxina botulínica mejora la neuralgia del nervio trigémino, que son dolores muy fuertes e insoportables como los que hablamos anteriormente, así mismo puede tratar otras neuralgias como las del nervio occipital.

El tratamiento con toxina botulínica es recomendado para aquellos pacientes que sufren migrañas crónicas, es decir, que las padecen 15 días o más al mes, lo que convierte este dolor en algo insoportable. 

Normalmente la toxina botulínica es disuelta en suero salino y se inyecta en el cuero cabelludo, específicamente en lugares estratégicos en los que se encuentran las terminaciones nerviosas que producen el dolor intenso de cabeza. 

En una sesión se inyectan alrededor de 30 puntos o más si la migraña es bastante intensa. Este procedimiento no es doloroso ya que la aguja con la que se realiza el procedimiento es bastante pequeña por lo que no causa molestias. 

Cabe resaltar que únicamente los médicos especializados en esta área pueden realizar estos procedimientos, de lo contrario podría traer consecuencias fatales para el paciente. 

• Bruxismo: Esta condición se presenta cuando inconscientemente se aprietan los dientes con fuerza, lo que suele suceder con más frecuencia a la hora de dormir. Casi el 30% de la población padece algún tipo de bruxismo que en algunos casos tiende a desaparecer naturalmente, sin embargo, en otros casos empeora y debe tratarse adecuadamente.

La toxina botulínica juega un papel fundamental frente al bruxismo ya que este puede producir migrañas por la fuerza muscular implementada por tanto tiempo, dolor al comer, e incluso ruptura de algunos dientes, por lo que este tratamiento relaja los músculos de la mandíbula por cuatro a seis meses aliviando considerablemente las molestias y consecuencias del bruxismo. . 

El beneficio de este tratamiento en el bruxismo se lleva estudiando y aplicando hace más de 20 años, por lo que es bastante recomendado. 

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Como pudimos darnos cuenta en este artículo, la toxina botulínica no solo es maravillosa para el uso estético eliminando arrugas, líneas de expresión, entre otros, sino que además es bastante efectiva para problemas comunes que requieren una intervención severa, más no invasiva ni riesgosa, como el botox. 

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